Recorrió gran parte de las instalaciones de SEAT en Martorell, pisó de cerca las líneas de montaje y conoció algunos de los secretos mejor guardados de la compañía automovilística: sus futuros modelos. Pero la mayor sonrisa de Felipe VI durante toda su visita vino por una agradable sorpresa. El Rey se reencontró con el que fue su primer coche: un Ibiza 1.5 de color dorado metalizado que su padre, el rey Juan Carlos, le regaló cuando cumplió los 18 años en enero de 1986.
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